El voto de un tránsfuga es siempre un voto sucio, porque quién ejerce como tránsfuga se convierte en un corrupto y un traidor de los princios básicos de decoro y decencia de la democracia. Y quiénes han convertido en tránsfuga a la concejal por un sueldode 45.000 euros anuales, a,saber los grupos políticos que sostienen el gobierno son sus rehenes y cómplices de la ciudadanía tenga que pagar de sus impuestos 45.000 euros a una concejal tránsfuga-corrupta, vagancia infecta e inutil, para más inri, como recordó al partido popular en el pasado pleno capitalino, el concejal Alberto Rodríguez (Grupo Político VOX, en el Ayuntamiento capitalino), poniendo al descubierto la hipocresía política del partido popular que ahora quiere adherirse y hacer cumplir el pacto antitransfuguismo que ellos amparan, entre otros municipios, en Telde, donde dan cobijo y amparo a una concejal tránsfuga de VOX.
Telde acumula en su historia política numerosos casos de transfuguismo, en las pasadas elecciones con la formación política PODEMOS con dos actas de concejal, secretario político y concejal liberada y en nómina, tras haber firmado un contrato ético de penalización con 100.000 euros, que se pasaron por el arco del triunfo.
La premisa política de cualquier demócrata es su compromiso con las reglas y valores de la democracia en la lucha contra el transfuguismo, de cualquier partido político porque es una forma de corrupción y una perversión política.
El transfuguismo es una forma de corrupción y una práctica antidemocrática que debe ser erradicada de nuestra sociedad. Los ciudadanos no se merecen la degradación política a la que algunos están llevando a la ciudad avalando la presencia de una concejal tránsfuga corrupta.
Un partido político o grupo de Gobierno que utiliza en beneficio propio la traición de una concejal tránsfugas para ganar una votación se convierte en indigno,vomitivo y repugnante, pues vulnera el Pacto contra el transfuguismo que, en definitiva, es un compromiso de respeto al voto expresado por los ciudadanos.
¿Qué clase de mensaje se quiere dar a la sociedad aprovechándose del transfuguismo? ¿Que nuestra democracia está en venta? ¿Que da igual lo que voten los ciudadanos que luego ya lo amañaremos?
En la última sesión plenaria celebrada en el Ayuntamiento de Telde, una imagen no ha pasado desapercibida, dan ganas de vomitar, la de una concejal tránsfuga votando junto al grupo de gobierno. Ese gesto, aparentemente rutinario, supone en realidad un coste de más de 46.000 euros al año para el bolsillo de los contribuyentes, un pastizal que podría dedicarse a vales de alimentos a familias en exclusión.
Cuando un representante público abandona la disciplina del partido que lo presentó a las elecciones usurpa la voluntad de los ciudadanos y omite la rendición de cuentas en las siguientes elecciones, que sí deberá realizar el partido político traicionado. El perjuicio a la democracia aumenta cuando la tránsfuga pone sus votos y su alma a disposición de un adversario político para crear, mantener o cambiar las mayorías de gobierno, para utilizarla como un klinex, como ha ocurrido en Telde en diferentes mandatos políticos.
PROHIBIDO OLVIDAR
La concejal tránsfuga corrupta Janoa Anceaume en cuestión recibe una retribución mensual cercana a los 4.000 euros, 15 pagas anuales, tras haber abandonado las siglas con las que concurrió a las elecciones, sin devolver el acta y pasando a formar parte del bloque que sostiene al ejecutivo municipal. Este tipo de prácticas, que la ciudadanía identifica claramente como transfuguismo político, no solo vulneran el espíritu del mandato democrático, sino que suponen un agravio para quienes ven cómo el dinero público termina financiando pactos personales ajenos a los programas electorales.
El transfuguismo es una indecencia política y la más absoluta falta de respeto al voto de los ciudadanos. El transfuguismo no es una opción respetable y rechazarlo es un deber para todo demócrata. Sin dignidad en la política, sin valores democráticos, jamás tendremos una democracia que esté a la altura de los ciudadanos.
Una mano alzada, un sueldo público, y una traición a las urnas que la ciudad de Telde termina pagando.
Un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla.
Prohibido olvidar.
Manuel Ramón Santana, director de Telde Libre Digital es profesor especialista en Educación Especial por la Universidad de Burgos.
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