EL 'STAY WOKE DE LOS ESTABILIZANTES ALIMENTARIOS

En marzo del año 1990 el visionario doctor Tomás Arencibia Mireles avanzaba la llegada del crack en La Hoja Popular Canaria. Un siglo después en la cabecera de uno de sus herederos, ONDA GUANCHE, emisora con la que colaboró desde sus inicios visualiza los estabilizantes como la nueva plaga del siglo XXI y el tamaño de la cuca del alcalde, Juan Antonio Peña. 



DEL AVANCE DE LA LLEGADA DEL CRACK EL SIGLO PASADO, A LOS ESTABILIZANTES Y LA CUCA DEL ALCALDE 

                                                                      


                                                                    


ARENCIBIA, MÉDICO DEPORTIVO DE JUAN ANTONIO PEÑA: "EL TAMAÑO DE LA CUCA DEL ALCALDE PERTENECE A SU INTIMIDAD" 


El prestigioso doctor y procurador de los Tribunales de Justicia Tomás Arencibia Mireles, médico deportivo de Juan Antonio Peña Medina protagonizó un titular trendig topic en redes sociales cuando avanzó la operación del alcalde a ONDA GUANCHE y TELDE LIBRE DIGITAL 




                             





Hay ciertos estabilizantes, emulsionantes y conservantes alimentarios aditivos —que mantienen la textura, consistencia y estabilidad de los productos, evitando la separación de sus ingredientes, mejorando su apariencia y vida útil y que se identifican en las etiquetas como estabilizantes o con la letra “E” seguida de un número (x ej. “E-000)—; que pueden afectar negativamente a la microbiótica intestinal. Siendo por ello necesario establecer un riguroso control individual y colectivo en la DOSIS MAXIMA ESTANDAR DIARIA en los consumidores que tienen el hábito de ingerir alimentos con estos aditivos, puesto que el daño es directamente proporcional a su ingesta continuada y en el tiempo. La conclusión sería que su consumo continuado y excesivo puede ser perjudicial para la salud, pero los hay que no se recomienda su consumo en mujeres embarazadas y niños, en asmáticos, etc. También a largo plazo todos los aditivos consumidos de forma regular pueden ser cancerígenos, siendo los más comunes el E-249 o nitrito potásico —que es una sal que se utiliza principalmente como conservante alimentario para productos cárnicos curados como embutidos, tocino, salazones y patés para prolongar su vida útil y mantener su color característico, y para inhibir el crecimiento de bacterias como el Clostridium botulinum, también se emplea como inhibidor de la corrosión y en otros usos industriales, como en la producción  de fertilizantes y vidrios—, y el E-250 o nitrato sódico, siendo equivalente su uso al E-249 o Nitrito potásico. Otros como el E-230 o Bifenilo —que previene el crecimiento de moho y hongos, usado particularmente en la preservación de los cítricos durante su transporte—, el E-231 u Ortofenilfenol (OPP) —que es un fungicida, desinfectante y conservante sintético con propiedades biocidas, que se utiliza principalmente para prevenir el crecimiento de hongos en productos alimenticios, como frutas cítricas, y también se encuentran en aplicaciones en la industria de los cosméticos, el cuidado de la piel, y como desinfectante de uso doméstico.

Si en los años 30 del siglo XX en EE.UU. surge una llamada a la alerta frente a las injusticias sociales y el racismo sistémico bajo la frase “stay woke”; hoy en el siglo XXI, la alerta —el “stay woke” a mi modo de entender— es frente al uso indiscriminado de los estabilizantes a nivel global, ya que se ha creado un monstruoso tránsito de mercancías alimentarias, que para su preservación — durante la producción, el transporte y hasta su consumo humano— se ha resuelto con aditivos que son potencialmente dañinos para la humanidad; cuando lo racional sería promocionar en su medida los productos locales, informar a los usuarios de los riesgos del uso continuado y excesivo de los alimentos con estabilizantes, legislar primando la seguridad alimentaria para consumo humano y evitar legislar para favorecer el comercio global de los alimentos que precisen estabilizantes, tener en cuenta de la carga de estabilizantes que tiene que soportar la población canaria al recibir una gran proporción alimentos elaborados con estabilizantes, no subvencionar con el dinero de la UE los productos excedentes europeos que terminan procesados en las regiones ultraperiféricas de la comunidad europea como canarias, facilitar y/o promocionar que algunos alimentos de producción local que no precisan estabilizantes como los lácteos, mantengan el suministro “directo y cercano” con los consumidores ya que se trata de productos frescos y de producción local, que al venderse de forma directa a la población canaria, no precisen de aditivos o pasteurizaciones excesivas que cambiarían las características organolépticas de esos preciados productos alimentarios frescos, … Por cierto, una empresa láctea local, ha suspendido recientemente el suministro de leche fresca y derivados a domicilio, quedándose solo la distribución a supermercados, tiendas y comercios, con lo que el suministro directo y cercano al que me he referido, muchas veces pudiera ir contra el negocio, y probablemente cualquier empresa de este tipo pudiera tener que exportar para un buen reporte de beneficios, no leche fresca pero si pausterizada, como la que estamos hoy consumiendo en una gran mayoría los canarios; y por cierto, en cualquier ciudad europea, se puede consumir leche fresca directamente suministrada en domicilio por el productor.

Tomás Arencibia Mireles

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