De cuando la conciencia de Agustín Cabrera se encontró con la memoria de Juan Martel


Con el reconocimiento a un buen trabajo a la organización de la Gala Drag de los carnavales de La Selva de Telde (el buen trabajo les va en el sueldo) no podemos dejar pasar que un año más Festejos no haya invitado ni por supuesto incluido como era de rigor entre los miembros del jurado, a ningún representante de la gran familia de Teldeenfiestas, el único periódico digital de fiestas de la "gran ciudad".venida a aldea pitufa que además trabaja de forma desinteresada. De ahí que Festejos no haya sido ingrato, injusto, desleal y desagradecido solamente con la plataforma audiovisual, sino con todos y cada uno de los componentes de la gran familia de Teldeenfiestas, incluido a su padrino de honor, el veterano periodista y locutor, David Hatchuell

Festejos ninguneando, ignorando a Teldeenfiestas, está despreciando una labor profesional impecable de un gran equipo de trabajo en los barrios de Telde, con sus comisiones y patronatos de fiestas.


                                                                         
                                                                               

Admitiendo pulpo como animal de compañía "se puede entender" (entre comillas) que Festejos ignore al digital ONDA GUANCHE, conociendo el talante del Gobierno de laboratorio de Telde y su equipo de chapa, instalado en una selva permanente (etimológicamente "selva" es también un lugar donde hay mucha confusión y desorden), pero lo que no es de recibo es que Festejos invite a formar parte del jurado a un representante de cada medio de comunicación de la ciudad (salvo la lógica excepción de Onda Guanche y Radio Aventura , los medios críticos con el Gobierno de Telde) y al digital Teldeenfiestas, el único periódico electrónico de fiestas de Telde, ni siquiera se le haya cursado invitación para acudir a la Gran Gala Drag del Carnaval de la Selva, precisamente el único medio que a diferencia de los que estuvieron de jurado no perciben ni un céntimo de euro, ni por subvenciones del Gobierno de Telde, ni de empresas comerciales, trabajando la gran familia de Teldeenfiestas de forma totalmente desinteresada. Es más, a los reporteros gráficos que regala su tiempo a Festejos en las grabaciones de los eventos durante todo el año, ni siquiera se le da un vaso de agua durante las largas horas de intenso trabajo.




                                                                                  

Memoria y conciencia

La conciencia de Agustín Cabrera estaba contrariada, revuelta, enroñada en mil tribulaciones surgidas tras meses de pensar qué iba a hacer cuando tuviera que echar por tierra una trayectoria profesional de tantos años, menos años que el de hasta ser ignorado, ninguneado y vetado a su colaborador habitual en la Gran Gala Draga de los Carnavales de La Selva particular de Martel. 

La memoria de Agustín sin embargo, se mostraba fresca, inmensa, capaz de hacer retornar del pasado cientos de detalles tenidos con Juan Martel, que no cabrían en mil discos duros. 

La conversación entre ambas (memoria y conciencia) iba desde el porqué al para quien, desde la vergüenza a la humillación a una velocidad de vértigo. A cada recuerdo de la memoria de Agustín Cabrera un cachetón directo a la conciencia de Juan Martel.

Y ahí estuvo Agustín Cabrera para defenderlo de las críticas del despiadado sicario informativo Manuel Ramon, para apoyarlo, solidarizarse y hasta servirle de freno a su lógica ira, dejando caer la memoria documentada de Manuel Ramón con un raudal de informaciones puntuales de fiestas, elaboradas por una gran familia de más de 20 personas que trabajan de forma desinteresada para llevar las fiestas a todos los hogares de Telde y del mundo. 

Hay indígenas en la selva de Juan Martel que se niegan a que les saquen fotos por miedo a que, dicen, ese flash les robe el espíritu. La memoria de Agustín Cabrera se preguntaba en qué momento la conciencia de Juan Martel habría recibido ese flash que le arrebató su espíritu de buena gente, de compañero, de persona agradecida, de luchador contra la golfería política instalada en esta cada vez más aldea pitufa (en vez de ciudad) del reino.

La conciencia de Juan Martel durante tantos años tallada a fuerza de ejemplos y celebrada por gentes de todas las condiciones e ideologías se quebró dejando paso a la decepción, el desengaño, la traición y el tantas veces requerido en esta ciudad, “si te he visto no me acuerdo”, “no me consta” y “yo no sabía” llegando a ignorar y ningunear a todo un equipo, una gran familia de reporteros, a los que ni siquiera invitó a la Gran Gala Draga del Carnaval de La Selva particular de Juan Martel, mientras invitaba como miembros VIPs a casi el resto de representantes de los medios de comunicación de Telde a formar parte del jurado. 

La memoria de Agustín Cabrera sale de esta más clara, más grande, llena de valor y honra, de coraje y huevos. Sale mirando al pasado, al presente y seguro que con ganas de acumular en su cabeza más victorias o derrotas, pero seguro un buen lugar para su conciencia. 

Todos somos Teldeenfiestas


Memoria y conciencia. 

Prohibido olvidar.

Todo mi apoyo y solidaridad con la gran familia de Teldeenfiestas y su director, Agustín Cabrera Santana.

Es de mal nacidos, ser desagradecidos.

Así nó, Señor Martel.





                                                                                 
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